Buscando un espacio vivencial de relax, de esparcimiento, y natural, el proyecto parte de premisas formales y espaciales fuertes: dos cuerpos, una explanada, y un sólido muro arqueado de piedra. Con el principal motivante de establecer un diálogo poético con el paisaje, se hace de éste, parte integral de la vivienda.
La composición general se estructura en dos volúmenes. Un nivel inferior, que queda inserto en la pendiente del predio, y oculto a la vista para quien llega al lugar. Este se descubre al descender desde una escalinata lateral, que arriba a la Explanada exterior. Contenida en el terreno, y materializado con piedra cuatrapeada, esta sólida fundación hace referencia a una caverna, a la forma más primitiva y sinérgica de habitar un espacio.
Un segundo volumen –al cual se accede por el interior– se yuxtapone encima. Tiene una intención totalmente contrapuesta. Éste demarca la posición, y se alza entre los árboles. Cuenta la historia de una pequeña cabaña en la sierra, pero da a entender que hay más por descubrir. Liviano, de cubierta tradicional de tejas y estructura de madera, delimitado por ventanales. Aquí no está presente la seguridad de refugio de la piedra sólida, y uno se confronta, desnudo, a la naturaleza.
Un muro de piedra semicircular contiene el terreno –y la explanada– donde se inserta la construcción, y crea una vista contrapuesta desde el bajo. Aquí la cabaña mimetizada, es una sólida hacienda sobre la roca. Conforme se desciende en el terreno, una serie de aterrazados modifican la pendiente para hacerla apta para cultivo, y espacios anexos, completan el programa utilitario necesario.